STORYTELLING CON DATOS, ¿SÍ O NO?

un dilema más necesario que nunca

En los últimos años, el término “storytelling con datos” se ha convertido en tendencia en el mundo de la comunicación y el análisis. Pero, al mismo tiempo, hay voces críticas que ponen en duda si realmente es posible —o incluso deseable— “contar historias” con datos. Si nos aferramos en sentido estricto al concepto de storytelling, quizá los más puristas tengan razón y el storytelling no exista. Sin embargo, es más necesario que nunca que la comunicación de datos vaya acompañada de una buena narrativa para que lleguen a nuestro público.

Pero veamos que defiende los que están a favor y en contra del storytelling con datos.

La postura del “sí”: los datos necesitan ser narrados

  • Quienes defienden el concepto sostienen que los datos no hablan por sí solos: requieren un marco narrativo para ser comprendidos.
  • Contextualizar: una cifra aislada puede ser confusa, pero al insertarla en un relato cobra sentido.
  • Conectar emocionalmente: una historia capta la atención y ayuda a que el público recuerde mejor los datos.
  • Ofrecer dirección: un buen relato orienta la interpretación, evitando que la audiencia se pierda entre miles de cifras.

La postura del “no”: los datos no son cuentos

Quienes defienden el concepto sostienen que los datos no hablan por sí solos: requieren un marco narrativo para ser comprendidos.

  • El riesgo de manipulación: narrar puede implicar sesgo, seleccionando solo los datos que refuerzan una historia.
  • Datos ≠ relatos: los números son evidencia objetiva; forzarlos en una trama narrativa puede distorsionar su valor.
  • El peligro de simplificación: al priorizar la historia sobre la complejidad, se corre el riesgo de perder matices y rigor.
  • Para este grupo, los datos deben visualizarse y explicarse con claridad, pero no “convertirse en cuentos”.

Quizá la pregunta no sea si existe o no existe el storytelling con datos, sino cómo usamos el concepto. En la práctica, los datos requieren una mediación narrativa: no cuentan una historia por sí mismos, pero tampoco son totalmente neutros: quien los selecciona y presenta ya está construyendo un encuadre.

El dilema no es “storytelling sí o no”, sino hasta qué punto es legítimo y responsable usar la narrativa como recurso interpretativo. En la actualidad observamos cada vez con mayor frecuencia cómo se ignoran los datos científicos o directamente se crean falsas verdades sobre datos falsos o inventados, o simplemente sin dato alguno.

De lo que no que cabe duda es que la ciencia y los datos rigurosos necesitan un nuevo lenguaje para llegar a la sociedad, nuevos formatos que les permitan competir y hacer frente a los discursos sin ninguna base científica. Los datos ofrecen solidez y evidencia; las historias, contexto y significado. Juntos pueden ser poderosos y atractivos; separados, pueden resultar fríos e indiferentes.

Necesitamos una buena comunicación de datos para que la ciencia siga contando con el respaldo de la sociedad. Soplan vientos amenazadores para la Ilustración.